O. lusitanicum |
Ophioglossum es un género de pequeños helechos del que actualmente se conocen más de 40 especies en todo el mundo. En nuestro entorno sólo se desarrollan tres de ellas: lusitanicum, vulgatum
y azoricum. Son plantas vivaces, con pequeños rizomas de los que surgen
las frondes, con una parte estéril, una lámina desde lineal a oval, y una parte
fértil, con aspecto de espiga y que por su peculiar forma ha dado nombre al
género, ya que éste deriva del griego y significa “lengua de serpiente”.
Todas ellas son bastante raras en la Comunidad Autónoma del Pais vasco
y, aunque el O. vulgatum se distribuye de forma puntual por todo el territorio, el O.
lusitánicum unicamente se conoce del occidente vizcaino y el O. azoricum solo
está presente en el territorio de Alava. Su escasez de efectivos, ha propiciado
la inclusión de las tres especies en la
Lista roja de la Flora Vascular de la CAVP.
Ophioglossum (de izda. a dcha.) lusitanicum, azoricum y vulgatum (Imágenes de archivo) |
Así, la primera parada es cerca de Aguillo (Burgos), donde
conseguimos localizar frondes estériles de Ophioglossum,
pero aún no se observaba ninguna parte fértil.
Ophioglossum incipientes hallados |
Por el camino se empezaba a ver
el despunte de la primavera, con ejemplares en flor de Helleborus foetidus, además,
durante la búsqueda hemos hecho otro hermoso descubrimiento: el primer narciso de la temporada, un N. asturiensis solitario. También hemos
encontrado numerosas hojas de orquídeas,
tan características, que anuncian inequívocamente el final del invierno.
La segunda parada es en el ZEC de Izki, ya en territorio alavés. En un
claro del marojal, donde ya habíamos cartografiado años atrás una población con
varias decenas de ejemplares de O.
azoricum, no conseguimos encontrar ni un sólo fronde. En este corto paseo
hemos visto Thymelaea ruizii floreciendo,
aunque todavía es pronto para las demás especies de flora del lugar.
Hemos localizado una de las
poblaciones de Ophioglossum, aunque
habrá que volver, y también hemos disfrutado de un precioso día de invierno,
templado y luminoso. El melojo ha sido el árbol dominante pero también hemos
visto bosquetes de abedules, quejigos, y según ambientes, acebos, enebros… El objetivo era botánico pero es imposible salir
al campo y no entretenerse con tantas otras maravillas, descubriendo huellas de
tejones y gatos monteses, admirando los primeros vuelos de algunas mariposas, o
escuchando ya a algunas aves que comienzan a prepararse para la primavera.
Regresamos satisfechos y planeando nuevas salidas.
Texto: Amador Prieto y Santi Patiño
Fotos: Jabier Elorza, Santi Patiño y Begoña Zorrakin
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