No es una novela, no es un libro científico, no es un ensayo de sensibilización medioambiental pero tiene un poco de todo ello.
El autor es biólogo y el metro de bosque está en Tennessee, en una finca propiedad de la University of the South en Sewanee.
Allí observa, describe, explica y reflexiona. Es un libro para aprender y pensar. Transcribo una reflexión del final: "A pesar de este sentimiento de pertenencia, mi relación con este lugar no es obvia. Siento a la vez una honda proximidad y una distancia inefable. A medida que he ido conociendo el mandala (así llama a ese metro de bosque), me he dado cuenta de mi parentesco evolutivo y ecológico con el bosque. Tengo la sensación de que ese conocimiento está tejido en mi cuerpo y me rehace o, más exáctamente, me da la capacidad de ver cómo he sido hecho.
Allí observa, describe, explica y reflexiona. Es un libro para aprender y pensar. Transcribo una reflexión del final: "A pesar de este sentimiento de pertenencia, mi relación con este lugar no es obvia. Siento a la vez una honda proximidad y una distancia inefable. A medida que he ido conociendo el mandala (así llama a ese metro de bosque), me he dado cuenta de mi parentesco evolutivo y ecológico con el bosque. Tengo la sensación de que ese conocimiento está tejido en mi cuerpo y me rehace o, más exáctamente, me da la capacidad de ver cómo he sido hecho.
Al mismo tiempo, he desarrollado una sensación igualmente intensa de otredad. A medida que observaba, he tomado conciencia de la enormidad de mi ignorancia. Incluso la simple enumeración e identificación de los habitantes del mandala se encuentra muy lejos de mis posibilidades. Comprender sus vidas y relaciones de una manera que vaya más allá de lo fragmentario es prácticamente imposible. Cuanto más observo, más me alejo de la esperanza de entender el mandala, de captar su naturaleza más básica.
Sin embargo, esa separación que siento no es solo una conciencia más clara de mi ignorancia. Alguna parte profunda de mí ha entendido que aqui no soy necesario, ni tampoco lo es la humanidad en su conjunto. Hay soledad en esa comprensión y algo conmovedor en mi irrelevancia. (...)
De alguna forma, la conmoción del distanciamiento me inundó de alivio. El mundo no gira en torno a mí o a mi especie. El centro causal del mundo natural es un lugar en cuya conformación no participamos los seres humanos. La vida nos trasciende. Dirige nuestra mirada hacia fuera. El vuelo del pájaro carpintero me hizo sentir humilde y fortalecido al mismo tiempo"
Por mi parte, gracias a Jon Fdez. por recomendármelo
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