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miércoles, 21 de mayo de 2014

El verde paisaje que habitamos


Los valles atlánticos de la Cornisa Cantábrica están cubiertos de verde. En euskera la palabra “verde” es prestada, berdea. Es decir, no existe una palabra para designar el color verde. Una posible explicación es que no fuera necesaria porque el verde del paisaje lo envolvía todo y la palabra en sí no aportaba nada nuevo. 

A mi me gusta ir un poco más allá y pensar que, además, existía una palabra para cada “cosa” verde. Así, aquellas gentes habrían desarrollado la capacidad de dar una identidad a cada planta o hábitat, y que esta habilidad está tristemente desapareciendo. Engullida por la obsesión del ser humano de dominar el mundo, de reducirlo a una máquina productiva de bienes y/o de servicios, y lo que no produce parece que no vale nada.

Considero necesario prescindir del término “verde” y ahondar en la identidad de cada planta y de cada hábitat que nos rodea. Y en estos momentos, los valles y colinas atlánticas, por debajo de los 600 msnm, son plantaciones de coníferas, pastos y prados, urbanizaciones y, quizá con suerte algún bosquete de robledal.

Los datos hablan por sí solos. Tras estudiar en GIS la cobertura vegetal de un valle vizcaíno hemos obtenido los siguientes datos:

A pesar de que la vegetación potencial natural de ese valle en concreto era de 94% robledal (tanto acidófilo como mesofítico), y la aliseda que acompaña a ríos y arroyos era del 6%, el paisaje está tan transformado que el robledal ha quedado reducido al 5% de la superficie de la cuenca, con un tamaño de bosquete demasiado pequeño para que sea funcional: más del 80% de las manchas de bosque son menores de 1 ha. La aliseda ha quedado reducida en prácticamente toda su longitud a una hilera de árboles (1%).

El paisaje rural de Bizkaia y Gipuzkoa es ahora (aproximadamente) en un 73% verde silvicultor: artificiales plantaciones de coníferas, eucaliptos y alguna que otra frondosa; y areas rurales (3%). Entre lo seminatural se encuentran verdes pastos y prados (12%); y verdes brezales, helechales y argomales (2%). Además del más natural verde robledal (5%), verde aliseda (1%) y un ambiguo 3% de verdes bosques juveniles tan degradados que ni siquiera se les reconoce dentro del hábitat del robledal.

Y ahí van unas ilustraciones de la cobertura vegetal potencial (lo que potencialmente podría haber de no haber intervención humana) y cobertura vegetal real de la cuenca estudiada.

Plantaciones forestales
Bosques
Prados - Pastos
Cobertura vegetal potencial

Lanzo al aire la pregunta: ¿teniendo en cuenta lo que nos perdemos, es realmente necesario destinar las tres cuartas partes de nuestro territorio atlántico a una actividad que genera menos del 0.07% del PIB de Euskadi?
Oreina Orrantia

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